Ubicada en Calle Campogrande, 68, esta nueva lavandería abre sus puertas con 4 lavadoras y 3 secadoras
Un bosque verde es lo primero que vemos cuando entramos en la lavandería de A Rúa. Desde este lunes, 25 de mayo, este negocio abrió sus puertas con el objetivo de ofrecer un nuevo servicio a los vecinos y vecinas de A Rúa. Feli Rodríguez es su gerente y asegura que eligieron este nombre «porque queremos que los clientes estén cómodos, frescos y relajados».
Se trata de un autoservicio que cuenta con cuatro lavadoras y tres secadoras. En el caso de las primeras, hay diferentes tamaños que se adecuan a las necesidades que tengamos. «Las XL están diseñadas para edredones grandes, mantas y cortinas, por ejemplo. Las pequeñas, que son de 12 kg, para ropa de diario».
Lo mejor de este servicio es que tan solo es necesario que llevemos la ropa. El jabón y suavizante va incluido dentro del precio y depende de los programas que elijamos. «Hay paneles que indican el procedimiento y todo es digital. Además, tenemos máquinas de cambio de monedas». Y es que cada programa cuenta con un precio diferente que oscilan entre los 4 y los 6 euros. «En el caso de los especiales, por ejemplo para ropas muy sucias, se suma un euro».
Esta lavandería es un autoservicio y como ventaja, podemos ir, dejar nuestra ropa lavando y volver una vez que finalice el programa. «El lavado más largo dura 45 minutos y el secado depende de la carga. Pero más o menos, una hora y media».
Adaptándose a las normativa motivada por la crisis sanitaria, en estos momentos dentro del local puede haber dos personas. «Hay un interfono para cualquier duda que tenga el cliente». Un servicio que espera a todos sus clientes en la Calle Campogrande, 68, de A Rúa.
La lavandería está ubicada en un antiguo bar que regentaban sus padres hace ya unas cuantas décadas cuyo nombre era «Los Castaños». Cuando estos lo montaron esa zona de A Rúa era un lugar en el que había hermosos castaños, aún queda alguno. Feli quería haberle puesto «Bonsai» ya que su progenitor es aficionado a este arte de esculpir árboles. «Le pedí que me regalase uno para poner en la lavandería pero ante el miedo que alguien se lo llevase, dado que para el son muy importantes, nos decidimos por desechar el nombre», aclara . Así que se decantaron por un nombre que recogiese ambos conceptos y en el que estuviese muy presente la naturaleza,«El Bosque».
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